jueves, 20 de agosto de 2009

Canciones de Mihyar el de Damasco: El homo viator en la escritura árabe de emigración

Por Maritza Requena

Paul Zumthor en La medida del mundo se refiere al homo viator («hombre del camino») como tema espiritual y literario: “El homo viator, en la existencia concreta, es aquel que «viaja» (...) remite a la idea de caminar, de espacio que queda por recorrer” (162). Los viajeros llevan consigo una voluntad de retorno y durante su vida itinerante no dejan de remitirse a su hogar, dicho de otra manera, el lugar de origen es habitado en la memoria.

El homo viator, en la cultura árabe, se asocia con el beduino, cuya esencia es ser nómada, una forma de vida determinada por el desierto. Etimológicamente, la palabra «árabe» se refiere a la acción de trasladarse en forma continua, por lo tanto, la denominación de «árabe» designa a un individuo en constante movimiento.

Canciones de Mihyar el de Damasco, publicado en Beirut, es uno de los primeros libros de Adonis y refleja, justamente, la condición existencial del homo viator, el cual también podemos identificar con el inmigrante. En el primer poema, “No es una estrella”, el personaje Mihyar es presentado como un desterrado:

Ese hombre va llegando
como lanza pagana.
Invadiendo la tierra de las letras;
sangrando,
y hasta el sol su sangre levantando.
Con las piedras desnudas vestido.
Rezando a las cavernas.

Ese,
que la tierra ligera
lleva en brazos. (55)


Mihyar va llegando, es decir, que está en permanente desplazamiento, además lleva la tierra en brazos, cargando consigo el lugar y la cultura de origen. Siendo Mihyar un exiliado y Adonis, un poeta que vive fuera de su país, es posible reconocer que se desarrollan los motivos de de la Literatura Árabe de Emigración (al-Mahyar, literalmente, «lugar de emigración o huida»): el sentimiento de desarraigo, la nostalgia por la tierra de origen y la soledad debido a la partida. El texto refleja la compleja condición de marginación sufrida por el emigrante árabe a través de Mihyar, quien vive marcado por su estado errante. Mihyar representa al ser humano como un homo viator, es decir, un ser que se desplaza permanentemente, cargando siempre consigo su patria en la memoria.

En las Canciones de Mihyar el de Damasco se desarrolla el motivo del viaje, pero Mihyar es un viajero que no retorna, es un emigrante que deja la tierra de origen para no volver. Figuras de la mitología griega, y que, además, forman parte de la tradición literaria occidental, como Ariadna, Sísifo y Odiseo, aparecen en distintos poemas definiendo el carácter del viaje de Mihyar. En “Tierra sin retorno” y “Odiseo” Adonis se refiere al viaje de Ulises:

Aun cuando retornes,
Odiseo.
(...)
Seguirás siendo historia de andadura.
Seguirás habitando una tierra sin tiempo,
viviendo en una tierra sin retorno. (82)


Sabemos que, al terminar la guerra de Troya, el héroe griego Odiseo emprende el camino de regreso a Itaca y, tras sufrir una serie de aventuras, logra volver a su patria; pero a Adonis le interesa el Odiseo “perdido por aquí y por allá”, aquel que parte, no el que llega. Es la historia de andadura o la marcha sin retorno lo que conecta a Mihyar y Odiseo:

Mi nombre es Odiseo,
y vengo de un país ilimitado
que las gentes transportan a la espalda.
Con mis versos,
perdido por aquí y por allá.
Ahora aquí me tienes:
Seco, aterrorizado.
Ignorando si quedo o si retorno. (83)


En “Nacimiento de sus ojos” Mihyar llama a Ariadna, quien ayudó a Teseo a salir del laberinto del Minotauro, para que también lo guié en el camino de regreso: “Nacen, / en los ojos perplejos y apagados / que llaman a Ariadna” (57). Por otro lado, encontramos a Sísifo: “En la posesa roca giratoria / que busca a Sísifo, / sus ojos nacen” (57), quien representa el castigo que no tiene fin y también lo absurdo de la existencia, según el planteamiento de Albert Camus en El mito de Sísifo. Cabe preguntarse ¿qué sentido puede tener la vida de Mihyar lejos de su patria? Mihyar como Sísifo está condenado, pero el castigo de Mihyar consiste en un errar constante, en ser un «hombre del camino».

De lo anterior se deriva que la condición de desterrado es también existencial, el hombre es un extraño en esta tierra tal como lo representa El extranjero de Camus. En la escritura del Mahyar hay una búsqueda sin fin de un objeto inaccesible, que es la patria, por lo tanto, es una búsqueda sin sentido y se convierte en un trabajo absurdo. Desde esta perspectiva, el exilio se plantea como un tema existencial.

En su viaje, Mihyar siente profundamente el desarraigo, está “con las manos tendidas / hacia el muerto país” (63). Este sentimiento de extrañeza, tan frecuente en la poesía árabe actual, es lo que Rosa Martínez Lillo ha denominado como gurba. La gurba designa tanto el exilio producto del alejamiento físico como la alienación del individuo, sentirse ajeno, extraño en el mundo, lo cual se relaciona con la condición de extranjero:

Sentimiento que, atendiendo a su sentido lingüístico en árabe, proviene de la raíz “garaba”: “Ponerse (el sol, los astros), irse, partir, alejarse, ausentarse, retirarse…”. Sí, se trata de un “alejamiento”, de cierta “ausencia”, mas, sustancialmente, de un “alejamiento” y “ausencia” personales, interiores, de uno para con uno mismo. Cierto es que, en principio, el hecho del exilio, de la impuesta distancia física, aumenta en el poeta dicho sentimiento. Otro país, otra realidad externa, otras gentes, otro idioma u otro dialecto…Todo ello, claro, no hace sino provocar en el hombre una “extrañeza” mayor. Pero no siempre el exilio real, el físico y directo, va a desembocar, necesariamente, en un sentimiento de gurba; esto es, no siempre el exilio físico va a conducir al metafísico, al interno, aquel más vinculado a la gurba.

Si bien Mihyar se siente solo, lejos de su tierra, que es Damasco, capital de la Gran Siria, afirma su identidad en la lengua: “Habito, enamorado, / en mi voz” (69); en la escritura: “Y amo, / vivo / y nazco / en mis palabras”(67), creando así su propia patria en el exilio, tal como lo manifiesta en “La única tierra”:

Habito estas palabras vagabundas.
Vivo, y sólo mi rostro me acompaña.
Mi rostro:
mi camino.

Con tu nombre.
Contigo, ¡oh, tierra mía! (77)

Mihyar –como Ulises, Eneas, el Cid, Dante, don Quijote– es un personaje marcado por el destino de la peregrinación, por lo tanto, el homo viator se refiere también a la consideración literaria de la vida del hombre como un tránsito: el homo viator es el ser humano visto en su dimensión de pasajero, de peregrino, de ser que se desplaza.

En conclusión, cabe señalar que en las Canciones de Mihyar el de Damasco predomina el sentimiento de pérdida sin posibilidad de retorno, asimilable a un primer momento del proceso de inmigración árabe, todavía lejos de la adaptación e integración a la patria de acogida. Adonis desarrolla un tipo de viaje más bien abstracto que reactualiza la aventura de Odiseo y que concibe el destierro como una condición humana en la que no hay posibilidad de retorno sino sólo historia de andadura. Así se revela el carácter itinerante del vivir humano, considerada la existencia como camino, viaje o peregrinación. Asimismo lo entiende Federico Arbós:

Estas Canciones de Mihyar el de Damasco (...) desgranan los pasos de un desarraigado que avanza –como apunta el poeta– “en un clima de nuevas escrituras”, que reduce el tiempo a un destello suspendido, ensancha el espacio hasta los límites del cielo y recorre sin esperanza el camino de la utopía, anunciando la muerte de los dioses y su propia muerte repetida, aunque no renuncie jamás a compartir los signos que descubre en su extravío (...) No es extraño por tanto que el libro haya varios poemas dedicados a Odiseo, a Ulises, el viajero en busca de la ciudad ideal, del centro del mundo, para quien lo más importante, sin embargo, es el viaje mismo, no el destino final.


Fuentes citadas


­­Arbós, Federico: “Tres calas en la producción poética de Adonis.” Anaquel de Estudios Árabes, 2006. Vol. 17. pp. 44-45. http://www.ucm.es/BUCM/revistas/fll/11303964/articulos/ANQE0606110031A.PDF

Adonis: Canciones de Mihyar el de Damasco. Madrid: Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1968. Traducción y prólogo de Pedro Martínez Montávez.

Martínez Lillo, Rosa-Isabel: “Gurba y modernidad en la poesía árabe.” Hoja de Ruta Nº6, abril de 2007. http://www.hojaderuta.org/006/cultura/001.php

Martínez Montávez, Pedro: “Literatura del Mahyar.” Introducción a la literatura árabe moderna. Madrid: Almenara, 1974.

Zumthor, Paul: La medida del mundo. Madrid: Cátedra, 1993.

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